Los que siguen

miércoles, 6 de mayo de 2009

"Sedúcete para seducir" Eva Bach y Pere Darder (8)


CONVIVIR EN ARMONIA

HACIA UN HORIZONTE ÉTICO


Vivir en armonía con uno mismo y con el entorno fisco no significa ausencia de conflictos, incluso se puede decir que para poder alcanzar un determinado equilibrio es necesario reconocer que la diversidad de puntos de vista pueden generar conflictos y que deberán ser abordados.


La educación de las emociones debe partir de unas pautas innatas y desarrollar nuevas actitudes de enfrentamiento que favorezcan unas relaciones interpersonales cualitativamente mejores. Lo que significa que hay que partir de unos fundamentos biológicos para llegar a unas aspiraciones éticas. La ética permitirá salvaguardar la propia dignidad y la del otro cuando las vivencias emocionales nos sobrepasen. Es la ética la que me lleva a regular las emociones y la que hace que pueda seguir aceptándome a mi mismo y al otro cuando las emociones nos dificultan alcanzar la armonía.


La empatía es una cuestión de principios, un concepto de naturaleza más bien ética, aunque también emocional; la empatía es la que nos permite la comprensión e identificación con la situación del otro.


NOS TOCA CONVIVIR


Es ser humano es un ser social, convive con otras personas, queridas, no queridas, conocidas, desconocidas, etc. vivimos en sociedad. La educación es una actividad que se realiza a través del conocimiento y del intercambio con los alumnos.


Vivimos en la era de la tecnología y la comunicación, tenemos acceso a la información, aspectos que dan la sensación de una aldea global, sin embargo es una sociedad en la que a menudo se diluye nuestra propia vida. En esta sociedad más que convivir se puede decir que coexistimos, aunque en realidad nos deberíamos alegrar de convivir, pero la verdad es que es difícil


La convivencia, la relación, ha de ser establecida desde nuestra singularidad y desde la de los demás, éstas nos permiten compartir lo que somos y a partir de aquí caminar hacia el entendimiento.


NI DEPENDIENTES NI INDEPENDIENTES: INTERDEPENDIENTES


El sentido último del desarrollo emocional reside en el acto de compartir. El punto de partida y de llegada de la educación de las emociones es el encuentro entre un tú y un yo íntegros que parten de unos principios, que deciden interactuar en busca de un nosotros cada vez más gratificante.


Hay emociones que hay que experimentarlas solos, mientras que otras no alcanzaran su máxima expresión si no las compartimos. El encontrarse de cada persona con sus emociones puede conducir a momentos, quizá difíciles pero agradecidos, de identificación y de reconciliación con lo que somos, pero debemos ser conscientes de lo que somos para poderlo integrar y para poderlo compartir.


El camino que hay que construir va desde la dependencia a la independencia y de ésta a la interdependencia. Interdependencia implica corresponsabilidad y compromiso, significa que somos responsables de nuestras emociones y también de las de los demás. Interdependencia significa asumir la necesidad “de” y la vinculación “con” el otro desde la propia autonomía personal.


¿SE HAN PERDIDO LOS VALORES?


Los valores son el norte de las emociones, por lo tanto del comportamiento humano. La motivación es el efecto del descubrimiento de un valor.


La forma de actuar, el estilo emocional y la manera de relacionarse con los demás funcionan como valores modelo que son transmitidos inadvertidamente por los profesores, los padres, los adultos en general. Por ello conviene el planteamiento de los valores que se quieren transmitir y comprobar cuales se están trasmitiendo realmente.


Los valores no se han perdido, sino que algunos se han transformado, han cambiado. Los valores se encuentran desdibujados por una etapa de constructivismo ético en la que la indefinición sobre los valores que son considerados fundamentales ha hecho que la sociedad de consumo haya aprovechado la oportunidad para imponer los suyos; esta etapa de desconcierto debería servir para llegar a una nueva moral consensuada, en la que tengamos en cuenta la voz propia y la del otro.


Los valores dan sentido a lo que hacemos con las emociones y pueden encaminarlas hacia el compartir. Los valores constituyen el norte de la educación y de la propia existencia humana. Por lo que debemos pretender abrir las vías de comunicación, reflexión y diálogo, que permitan llegar a un consenso sobre aquellos valores que podrían proporcionarnos una forma de vida más digna y feliz.


EL PROCESO DE CONSTRUCCIÓN ÉTICA


La moral es definida como el conjunto de costumbres y de normas que nos han sido impuestas por las instituciones socializadoras; y la ética como la reflexión personal sobre la moral, el proceso individual por el cual es sujeto cuestiona y pone a prueba la moral que le ha sido transmitida.


El proceso de construcción ética debe ser un proceso de apropiación de la moral, este proceso debe dirigirse hacia la adquisición de una serie de valores que integren emoción y razón.


Marina y Covey explican como debería desarrollarse este proceso. Marina define la ética como un punto de tránsito entre una moral heterónoma inicial y lo que denomina morales de segunda generación. La moral esta formada por aquellos principios que nos han venido de fuera y que hemos asimilado sin cuestionarlos; Covey denomina a este momento el paradigma del tu, que es el paradigma de la dependencia. En momento el estilo ético es centrípeto: lo que se aprende va de fuera a dentro.


Llega un momento que este modelo impuesto por la moral entra en crisis, estos principios ya no sirven; en este momento entonces entra la ética, denominada por Covey como el paradigma del yo, que es el paradigma de la independencia, cuando se rompe la moral heterónoma y se empieza a construir la autónoma; es un momento para la reflexión personal y sobre todo para la vivencia y la experimentación emocional de estos principios; para que el individuo no se quede estancado en esta etapa son imprescindibles las emociones. El estilo ético que se adopta es centrífugo: lo que se aprende va de dentro a fuera.


Marina hace referencia a un tercer paso madurativo, y lo denomina morales de segunda generación, éstas se corresponden con lo que Covey denomina paradigma del nosotros o de la interdependencia, y el estilo ético es un feedback bidireccional: lo que aprendemos es el resultado de la integración entre lo que extraemos de dentro y lo que nos llega de fuera.


De esta manera los valores sentidos pasan a ser además valores pensados, compartidos y consensuados. Estos son los valores que humanizan y conducen hacia una convivencia más armónica, por que en ellos se produce una simbiosis entre emoción y razón, y un consenso social creciente.


Lo que deberíamos decir es que los valores tradicionales han sido sustituidos por otros valores que tampoco resultan útiles para construir un modelo mejor de sociedad y personas.


SIN TI NO SOY NADIE


La necesidad de estar con el otro es vital e imperiosa para el ser humano. Se puede decir que no depender de nadie es imposible, y más si se desea tener una existencia fecunda en convivencia con los demás. La independencia es un paso necesario que conviene para no confundirnos con lo que nos viene del exterior, pero no deja de ser una etapa. Para convivir no basta con estar juntos, es necesario un proyecto de relación en el objetivo sea sentir con el otro y ser por el otro.


Dependemos del otro por el reconocimiento amoroso que necesitamos para vivir, para contribuir a nuestra identidad y para tener y compartir emociones. Más que dependencia es interdependencia, y esta significa: admitir la necesidad del otro; desear sentir con el otro; compromiso con el otro (además de con uno mismo); responsabilizarse de lo que a partir de la convivencia se comparte y construye con el otro; optar por el afecto, entendido como el reconocimiento de lo que es el otro y siente en cada momento.


Conviene ser responsable de lo que se crea conjuntamente a lo largo del camino, lo que significa que hay que alcanzar la madurez emocional y afectiva necesarias para evitar que lo que se crea juntos no se convierta en algo malo. Este es el sentido de la interdependencia y del desarrollo emocional. En la interdependencia es indispensable que la persona pueda tener y sentir cualquier emoción, así como también tener a alguien que confíe en la persona, etc. para que a su vez se sienta comprometido con el otro.



No puede haber socialización ni empatía si éstas no parten del propio reconocimiento en el otro, es imposible llegar a la alteridad sin partir de la subjetividad y llegar a la subjetividad sin vivir a fondo todas las emociones.


¿QUÉ DESCUBRIMOS EN EL OTRO?


Necesitamos a los demás para definir nuestra identidad y son una de las fuentes de satisfacción que nos ofrece la vida, sin embargo a menudo descalificamos a los demás, a veces la relación con ellos nos produce muchos quebraderos de cabeza.


El contacto con el otro permite descubrir la riqueza de la vida humana, hecha de miedos, dudas, éxitos, etc. Sentimos que necesitamos al otro y que el otro nos necesita. El contacto con el otro, siempre racional y emocional, descubre la singularidad de cada uno de nosotros; amplía nuestra comprensión de la vida humana y nos la presenta como un conjunto de diversidades. Cada relación es irrepetible, en la que cada vínculo emocional es diferente.


El incremento del contacto físico y emocional y del conocimiento no ha llevado hacia lo que se ha denominado compresión empática o empatía. La empatía se define como una competencia socio – emocional que permite captar con todos los canales de información el estado de ánimo del otro, interpretarlo a partir de sus expresiones verbales, y situarnos en su lugar asumiendo las razones que tiene para manifestarse o actuar en un sentido determinado. Para mejorar el conjunto de nuestras relaciones necesitamos de la empatía. La empatía más que aprenderla hay que vivenciarla, la forma de entenderla repercute inmediatamente en la convivencia, en la valoración que se hace del otro y en el trato que se le dispensa.


PROCESO PARA LLEGAR A LA RELACIÓN


Antes de empezar una relación tenemos todo tipo de emociones: miedo, recelo, expectativas, ilusión interés, etc. El sentimiento inicial que experimentamos está en función de la disposición que tengamos y de la del otro ante el contacto que vamos a establecer, de las informaciones de las que disponemos sobre el otro y del rol de cada uno. El estado emocional del que se dispone es clave y que es el que determina la forma de dirigirnos al otro y la manera que disponemos a entrar en contacto con él y a mantener una relación ya iniciada puede favorecer o impedir que exista una comunicación entre nosotros.


La actitud que se tanga ante una relación es un elemento determinante para avanzar y superar todas las dificultades. Conocer al otro y otorgarle confianza sustituyendo la actitud defensiva por una actitud abierta y expectante, así como el esforzarse por establecer vínculos de colaboración y afecto, es gratificante y aporta las bases para una vida social constructiva.


El conocimiento propio es el que abre el camino de la comprensión, en la relación con él se incrementará el conocimiento que cada uno tiene de si mismo.


DIFICULTADES Y TROPIEZOS


Los rumores sobre como es una persona suelen ser mala carta de presentación. Los rumores no representan nada más que el resultado de una relación en la cual nosotros no hemos participado y no tiene porque repetirse.


Cuando entramos en contacto con otra persona, interpretamos el conjunto de signos – mensajes que ofrece su presencia y tenemos una primera impresión. Tendemos a emitir juicios superficiales y precipitados sobre los demás, éstos pueden impedir el inicio de una relación o complicarla mucho.


El rol desde el cual se asume la relación presenta también dificultades para establecerla y conducirla a buen puerto. La relación va desde el respeto y amor hasta el rechazo y la negación o destrucción del otro, nos pone cada a cara no solo con las emociones, sino también con la ética, con el individualismo y el beneficio propio, o con la convivencia, la colaboración y la ayuda mutua.


Sentir al otro y sentir con él, vivir emocionalmente los valores de la solidaridad y la justicia en nuestras relaciones con las personas próximas, nos hace sensibles y activos con relación a las personas alejadas y necesitadas.


A VECES NOS CONVIENEN LAS “MALAS” COMPAÑIAS


A veces nos conviene estar solos, a veces nos conviene estar bien acompañados, y a veces nos puede convenir incluso estar mal acompañados, es decir, en ocasiones nos conviene estar con personas que no nos gustan, que nos incomodan, porque ello puede ser una fuente de autoconocimiento. Algunas veces se prefiere estar solo que mal acompañado porque el otro puede ser fuente de conflicto al cuestionarme, porque hace que nos demos cuenta realmente de quienes somos.


Se puede ejercer la soledad para estar mejor con uno mismo y a la vez también con los demás o para evitar a los demás o para prescindir de ellos, para aprender a sobrevivir sin los demás o a creer que no nos hacen falta. Detrás de estas posturas lo que suele haber es una desconfianza en uno mismo y en los demás y un resentimiento a menudo encubiertos. Nadie puede estar a gusto consigo mismo sin el otro, debo confiar y contar tanto con el otro como conmigo mismo.


PROYECTOS DE RELACIONES PARA SER, SENTIR Y AMAR.


Existe la creencia de que si hay afecto las cosas funcionan solas, sin embargo no es así, hay necesidad de realizar proyectos entre las personas en las relaciones. A menudo renunciamos a una felicidad mayor por miedo a correr riesgos que nos suponen un reto, contraer compromisos y un alto nivel de implicación.


Como las relaciones humanas son muy complejas y en el proceso se pueden averiguar dimensiones que no nos gustan o que son difíciles de asumir, preferimos dejarlas en manos del azar.


En las parejas es necesario hacer proyectos de tipo personal que den sentido a la vida común, así como de otro tipo. Centrarse en los proyectos externos es a menudo una manera de posponer o eludir indefinidamente la realización el proyecto más personal y conjunto. Un proyecto de éstas características exige que los dos miembros de la pareja sean capaces de comunicarse, desde el afecto y de una manera efectiva, lo que necesitan y desean de la vida en común para que ésta se convierta en una fuente de crecimiento y de maduración para ambos, al mismo tiempo exige la adquisición de habilidades para contemplar las diferencias, realizar cambios y superar las discrepancias.


QUIÉN ES QUIÉN EN LAS RELACIONES EDUCATIVAS


El hecho educativo se basa en la relación entre personas. La educacióntiene que ser interactiva, es decir, debe haber interacción entre profesor y alumno, el diálogo es imprescindible, para favorecer la relación educativa. Se deben tener en cuenta las necesidades de los alumnos, así como se debe favorecer el desarrollo y la madurez emocional y personal de los mismos.


EL AMOR Y LA AUTORIDAD EN EDUCACIÓN


En educación querer al otro significa partir del reconocimiento y del respeto, establecer complicidades, encontrarse a gusto y buscar el bien y la satisfacción de los dos.


En la educación hay una característica específica, y es que el educador es adulto, quien tiene más capacidad para conducir la relación y por lo tanto, de cumplir su responsabilidad; por eso se dice que se le ha otorgado la autoridad; pero que tenga la autoridad no significa que esté completo ni acabado respecto a su capacidad de amar. Amar al otro es contraer la responsabilidad que se adquiere al establecer la relación son el alumno, es un recurso para demostrar el amor, y éste se debe ir cultivando y reconduciendo a lo largo de toda la vida.


La ausencia de amor se vive como una agresión a la dignidad personas y la falta de alternativas a causas de la negación rotunda con la que es acogida cualquier iniciativa por parte de quien ha sido objeto de rechazo, que queda automáticamente relegado a un rango inferior, provoca una frustración creciente y se puede convertir en agresividad y conflicto.


EL INDIVIDUO Y EL COLECTIVO


Cada educador representa para el alumno una nueva oportunidad para crecer o para desencallar situaciones paralizantes o de bloqueo, siempre que el profesor no impida el contacto.


La mutua dependencia emocional de la situación personal y la colectiva hace que vayan evolucionando conjuntamente. La mejora de la situación está en función de la toma de posición y reacción que tengan las personas que conforman el colectivo. La revisión de las emociones y estados de ánimo podrá llegar a ser afectiva en la medida que cada uno asuma individualmente la necesidad de cambio.


En la creación de un clima adecuado desempeñan un papel esencial las relaciones establecidas entre las personas y la madurez emocional de cada una de ellas. Para avanzar conjuntamente enriqueciendo un colectivo, hay que admitir que cada uno es un yo, singular y diverso, que tiene sus razones; asimismo es necesaria una regulación emocional y una elaboración de los conflictos surgidos.


¿DE QUÉ FORMA PODEMOS RELACIONARNOS MEJOR?


Los comportamientos y las formas de actuación favorecen o dificultan la elaboración de relaciones constructivas, para ello se habla de habilidades sociales o socio – afectivas, éstas pueden ser el reflejo de una realidad interior o pueden ser simplemente el estereotipo que hará que se me valore de una determinada manera en función de los beneficios que deseo conseguir.


En realidad las habilidades sociales son formas de relación que deben estar arraigadas en la autenticidad de lo que se es y de lo que se siente. El diálogo nos permite intercambiar y avanzar en el conocimiento del otro, expresar nuestros puntos de vista y entender los de los demás.


Los procesos de información, interpretación, valoración y decisión se dan de forma simultánea y de forma muy rápida a través del intercambio de mensajes. Las respuestas inmediatas pueden convertirse en un peligro para la calma y contaminan los procesos mencionados. Por lo tanto, debe haber tiempo para intercambiar los puntos de vista, para que cada uno pueda hacer su aportación, para poder valorar y prever la acción.


La palabra y el diálogo son importantes, en la medida que en el diálogo uno puede interpretar la palabra del otro como un deseo de acercamiento, se genera confianza por parte de los participantes. A través de la palabra se va construyendo el diálogo.


La capacidad de dialogar, hablar y escuchar supone la superación del pensamiento egocéntrico, el convencimiento de que el otro tiene un punto de vista tan legítimo como el nuestro, así como la consolidación de la comprensión empática.


Cuando el diálogo sereno y calmado, la escucha activa, la comunicación asertiva y la empatía empiezan a funcionar, aparecen los elementos básicos para profundizar en determinadas habilidades socio –emocionales que incrementen la comprensión y el acercamiento, su finalidad es facilitar unas relaciones más ricas y satisfactorias.


Expresar los propios sentimientos son acciones que nos alertan sobre la importancia de los estados de ánimo para el buen funcionamiento de la relación sobre la convivencia de dar y recibir gratificaciones alentadoras.


Las dos partes implicadas en la relación deberían salir siempre con la convicción de que cada una ha obtenido algo positivo y favorable; para que esto sea posible, las decisiones y los acuerdos deben ser adoptados conjuntamente, teniendo en cuenta las necesidades e intereses de las dos partes, y no sólo de una de ellas.


Mostrar las posibilidades que nos ofrece la vida y las relaciones con el otro es abrir nuevos horizontes, y es necesario analizar lo que se desea y aplicar las estrategias que van mejor a cada uno.